A lo largo de 2024, el transporte público eléctrico está experimentando un avance notable en diferentes partes del mundo, impulsado por objetivos ambientales, tecnológicos y económicos. La electrificación del transporte público se ha convertido en un pilar fundamental para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y mejorar la calidad del aire en áreas urbanas. A continuación, exploramos el progreso y los desafíos en países pioneros en esta transición.

Asia: China y Japón como líderes
China sigue siendo el país más avanzado en términos de transporte público eléctrico, no solo con la mayor flota de autobuses eléctricos del mundo, sino también con su red de infraestructura de carga. A finales de 2023, se estimaba que el 98% de los autobuses eléctricos del mundo circulaban en China. Ciudades como Shenzhen fueron pioneras en electrificar sus flotas completas, y ahora otros centros urbanos como Guangzhou y Beijing están ampliando sus flotas de vehículos eléctricos. La inversión china en la fabricación de baterías y en el desarrollo de estaciones de carga ha sido crucial para mantener los costos de operación bajos
Japón, por su parte, ha implementado autobuses eléctricos en áreas metropolitanas como Tokio y Osaka, aunque su enfoque está más centrado en vehículos de hidrógeno para transporte público, como parte de una estrategia de diversificación energética. Sin embargo, se observa un crecimiento en la adopción de autobuses eléctricos debido a su flexibilidad operativa y la presión por reducir las emisiones en las grandes ciudades.
Europa: Expansión acelerada en ciudades clave
Europa ha avanzado considerablemente en la adopción de transporte público eléctrico, impulsada por políticas de la Unión Europea (UE) que fomentan la descarbonización del sector transporte. Ciudades como París, Ámsterdam, Berlín y Londres han adoptado flotas significativas de autobuses eléctricos, respaldadas por subvenciones gubernamentales y regulaciones que promueven la movilidad sostenible. En el caso de París, la RATP (Régie Autonome des Transports Parisiens) ha implementado un plan ambicioso para electrificar el 100% de su flota de autobuses para 2025, lo cual representa aproximadamente 4,700 unidades.
En los países nórdicos, especialmente en Noruega y Suecia, el compromiso con la electrificación es igualmente fuerte. Oslo y Estocolmo han adoptado autobuses eléctricos y han construido infraestructura de carga avanzada, aprovechando su abundancia de energía renovable, principalmente de origen hidroeléctrico. Este contexto ha facilitado no solo la expansión del transporte eléctrico, sino también la creación de redes de recarga eficientes y sostenibles.
Norteamérica: Progreso en EE. UU. y Canadá
Estados Unidos ha visto un crecimiento en el uso de autobuses eléctricos en ciudades como Los Ángeles, Nueva York y Seattle. En 2024, la administración estadounidense continúa apoyando la electrificación del transporte público a través de incentivos financieros y programas de inversión en infraestructura. Uno de los proyectos más destacados es el compromiso de California, que busca tener una flota de autobuses completamente libre de emisiones para 2040, siendo una de las políticas más ambiciosas en este sector en el continente. Varias ciudades han implementado alianzas con fabricantes como Proterra y BYD para avanzar en este objetivo.
En Canadá, el avance en ciudades como Vancouver y Toronto también ha sido considerable. En Toronto, el sistema de transporte público ha adoptado una combinación de autobuses eléctricos y trolebuses. Además, el gobierno canadiense ofrece subsidios y programas de financiamiento para apoyar a las ciudades en la adquisición de este tipo de vehículos y la construcción de infraestructura de carga rápida.
América Latina: Expansión gradual con apoyo internacional
En América Latina, el transporte público eléctrico ha mostrado un crecimiento notable en países como Colombia, Chile y México, donde se han implementado sistemas de buses eléctricos en varias ciudades. En Bogotá, el sistema TransMilenio cuenta con una flota creciente de buses eléctricos y recibe apoyo de instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para su financiamiento. Santiago de Chile, por otro lado, ha integrado más de 800 autobuses eléctricos en su sistema de transporte público, lo que la convierte en una de las ciudades más avanzadas de la región
México también está adoptando el transporte público eléctrico en ciudades como Querétaro y Ciudad de México. Con la intención de reducir su dependencia de los combustibles fósiles y mejorar la calidad del aire, los gobiernos locales están impulsando proyectos de electrificación a través de incentivos y alianzas con empresas privadas. En 2024, México ha anunciado nuevos acuerdos con fabricantes internacionales para acelerar la implementación de autobuses eléctricos en otras ciudades del país.
Desafíos y perspectivas para el futuro
A pesar de los avances, la implementación del transporte público eléctrico enfrenta desafíos significativos, especialmente en términos de costos y de infraestructura. La inversión inicial en vehículos eléctricos y estaciones de carga es alta, lo cual representa una barrera para muchas ciudades, especialmente en países en desarrollo. Sin embargo, la colaboración con organismos internacionales y el desarrollo de políticas de financiamiento están ayudando a superar estas limitaciones.
Además, se están realizando esfuerzos para mejorar la autonomía y reducir los costos de las baterías, así como para implementar soluciones de carga más rápidas y eficientes. Tecnologías como la carga inductiva (sin contacto) están en fase de prueba en algunas ciudades europeas, lo que podría cambiar significativamente el panorama de la movilidad eléctrica en el futuro.
La tendencia global hacia un transporte público más limpio y sostenible continuará fortaleciéndose en los próximos años, con países como China y los miembros de la UE liderando la transición, y otros, como Estados Unidos, Canadá y varias naciones de América Latina, avanzando a paso firme. Para finales de la década, se espera que el transporte público eléctrico sea una realidad predominante en las grandes ciudades, apoyando los objetivos de reducción de emisiones y la mejora de la calidad de vida en entornos urbanos.
Fuente: Raúl Moreno para Electro Movilidad Asociación.